La mayoría de nosotros asumimos que nuestro desempeño en el trabajo es lo único que determina nuestro éxito, pero ¿y si te dijeran que tus posibilidades de éxito están de cierto modo preestablecidas por ti desde hace mucho tiempo? En realidad, un fuerte determinante de nuestro eventual éxito o fracaso laboral es la actitud que tenemos frente a un nuevo desafío, o dicho de manera sencilla, nuestro mindset. Según la psicóloga, Carol Dweck, de la universidad de Stanford, existen dos tipos de personas:  aquellas que abordan tareas con una mentalidad "fija", frente a aquellos que lo hacen con una “mentalidad de crecimiento”.

De acuerdo a lo anterior, te traemos algunas reflexiones sobre estos tipos de mentalidades y algunos consejos para que puedas desarrollar al máximo todo tu potencial.

1.Abrirse al aprendizaje

Algunas personas suelen pensar que gracias a los años de experiencia profesional hemos aprendido todo lo necesario para liderar nuestra área, negocio o sector; olvidando que cada año aparecen nuevas generaciones con mayor acceso y dominio de información, y con la capacidad de aprender sobre 10 años de experiencia de estrategias globales exitosas de líderes y referentes con solo un clic. Este pensamiento nos puede hacer caer en un círculo de errores constantes por el desinterés de seguir aprendiendo o actualizándonos. Si eres una persona con la disposición de seguir aprendiendo y ampliar tus límites, tienes una mentalidad de crecimiento, la cual te permitirá mantener una visión innovadora y clave para nuestro éxito. La decisión de cambiar el chip está en tus manos y depende exclusivamente de ti.

2. No te apoyes en glorias pasadas

La gente con mentalidad fija, por otro lado, literalmente viven de su pasado. Dirán: “Tengo un buen historial, estoy orgulloso de lo que he logrado antes. Vivo por eso y no hay razón para que siga creciendo'". En el contexto corporativo actual, en donde la rapidez es un leitmotive, basar tu crecimiento exclusivamente en los logros del pasado, puede llegar a ser muy perjudicial para tu carrera. Lo importante en este sentido, es vivir un presente activo de constante aprendizaje.

 

3. ¿Los números te gobiernan?

Todos sabemos que obsesionarse con los resultados es fácil, nuestros KPIs u objetivos de ventas, pueden literalmente ocupar toda nuestra atención buscando llegar al resultado pero sin tener claro el cómo. Frente a esto, adoptar una mentalidad de crecimiento, significa ver el resultado como importante, pero no menos importante que el proceso para lograrlo. Asimismo, recordemos que el impacto de hacer algo nuevo es mayor la primera vez que la número cincuenta porque lo bueno tiene a ser copiado por tu competencia y la clave radica en mantener la predisposición para seguir innovando y aprendiendo.

En una discusión de trabajo contemporánea, algunos describirían esto como la tolerancia al fracaso y así obtener las lecciones más importantes de los hechos.

 

4. Olvidar ganar o perder

A todos nos gusta ganar, pero sólo lo reconocemos cuando los resultados son cuantitativos y subestimamos lo cualitativo que es lo que puede traernos innumerables triunfos futuros. La clave para abrazar este imperativo es eliminar el error cognitivo de pensamiento que te dice que: “o todo es blanco, o todo es negro”. A su vez, habiendo eliminado este factor de contrarios (ganar o perder, hacer o deshacer), comenzarás a ver los matices y nuevas posibilidades de acción. Algunas preguntas que te puedes hacer para para desterrar los blancos y negros podrían ser, ¿cómo fue el esfuerzo? ¿cómo fue el proceso? ¿lo disfruté a pesar de los resultados? ¿qué aprendí? ¿qué cosas buenas puedo sacar de lo malo?. Algo que nos puede servir es tener en cuenta la frase “Nunca pierdo, o gano o aprendo” -  Nelson Mandela,

 

5. Adoptar una mentalidad de crecimiento grupal

Si te encuentras ante un nuevo desafío, una forma de fijar tu potencial es dejar de lado las ideas preconcebidas y recordarte a ti mismo que "estoy aquí para aprender cosas nuevas". Ahora bien, “dime con quién andas y te diré quién eres” dice un viejo refrán. A pesar de que tengas una mentalidad de crecimiento, si tus colegas o equipo no la tienen, será difícil que logres instalar este mindset en tu día a día.

A propósito de esto, nace la pregunta de si es posible cambiar la mentalidad de un grupo y consideraría que sí, se puede cambiar pero comienza con el líder y su proceso de pensamiento. Se debe aceptar que uno no puede cambiar el pasado, sólo puede aprender de él. Lo mejor podría ser no enfocarnos en hablar del pasado a menos que sea para aprender algo que nos sirva para un próximo desafío.

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